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ESPAÑA 1 ITALIA 1
En el
Reino de Chu vivía un hombre que vendía lanzas y escudos.
- Mis
escudos son tan sólidos – se jactaba –, que nada puede traspasarlos. Mis lanzas
son tan agudas que nada hay que no puedan penetrar.
- ¿Qué
pasa si una de sus lanzas choca con uno de sus escudos? – preguntó alguien.
El hombre no replicó.
Hoy se enfrentaron las mejores lanzas del mundo contra los escudos más poderosos. El impacto entre ambos resultó nulo. España defendía corona debutando contra la todopoderosa Italia. Un partido inicial de altos vuelos que no defraudó. La Roja fue de menos a más. Un primer tiempo donde Italia contuvo a los nuestros con una gran defensa adelantada que comprimió el juego español. Un ataque sin nueve nato, con Cesc de referencia pero no de referente. España movía a Italia, pero no le inquietaba. Apenas un par de tiros blanditos que la defensa azzurra taponó sin mayores problemas.
Italia en este primer tiempo sorprendió a España con llegadas inquietantes, que de no ser por Casillas se hubiera ido al descanso con algo más que unas tablas. Iniesta por su parte, ya estaba sentando las bases que le llevaría a convertirse en el mejor jugador del partido. El segundo periodo llevó a Italia a esconder su portería y a España a mostrar su estrella. El partido había cambiado de color. El rojo volvía a ser reconocible. Los italianos esperando atrás y renunciando al balón. Como Balotelli, que renunció al regalo que le había servido Ramos el cual se encargó de desenladrillar el cielo que el mismo había enladrillado.
El gol español parecía cuestión de tiempo, pero fue precisamente tiempo y muy poco el que precisó Di Natale para, recién salido, adelantar a Italia con una contra letal. Era el minuto 60 y los viejos fantasmas empezaban a ocupar el desván. Pero esta no es la España fatalista de tiempos pasados; aquella murió cuatro años atrás en Viena. Cesc solo tardó 4 minutos en comunicar a Europa que bajarnos del cajón estará caro, muy caro. El 1-1 hacia justicia.
La entrada de Navas y Torres añadió el ingrediente que faltaba al pastel, profundidad. Pero la guinda no llegó. El niño la tuvo varias veces y perdonó a una Italia que fue un rival más que digno. Torres ha recuperado la chispa, si consigue encontrar también la varita España estará de enhorabuena.
Ahora toca Irlanda y Croacia que no deberían ser rivales para los hombres de Del Bosque. Pero sí servirán para calibrar el verdadero nivel con el que los nuestros llegan a la defensa del título. Las sensaciones son buenas y además tenemos el mejor equipo. Ojalá esta selección nos siga manteniendo en este lindo sueño del que todavía no queremos despertar. Vamos España!!!