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REAL MADRID 4 U.D. LEVANTE 2
Una de las famosas 36 estrategias chinas para la guerra proclama que para deshacerse del enemigo hay que dejarle escapar. Esta máxima oriental tiene su equivalente patrio. Al enemigo que huye, puente de plata. La técnica funciona mejor que intentar arrinconar a tu adversario y provocar una lucha desesperada. No se presiona en demasía al enemigo, sino que se le dota de una escapatoria que no le hace sentir la necesidad de luchar hasta la muerte.
Analizando los partidos del Madrid uno llega a la conclusión que no puede ser casualidad que el Madrid siempre o casi siempre, empiece perdiendo. Y es aquí donde cobra sentido el arte de la guerra. El Madrid, al ponerse por debajo en el marcador dota a sus rivales de esperanza, les da una salida. Los equipos al verse con el botín en el Bernabéu, inician su huida y es ahí donde el Madrid comienza la caza.
Ambiente de fiesta en Madrid, equipo asequible y chupinazo en Pamplona. Todos los condimentos necesarios como presagiar goleada a la Liga. Pero son en estas circunstancias cuando al Madrid le gusta lucirse y exhibir toda su presencia. Con todo esto, el Madrid decidió conceder el saque inicial al Levante además de un gol de ventaja. El defensa levantino Cabral ponía el 0-1 en el marcador. El Bernabéu, no solo no se inmutó sino que incluso sonrió. La presa había picado.
Y entonces el gallo desplegó sus plumas. El Madrid fue un vendaval conducido por un Özil imperial. Las ocasiones llegaban por derecha e izquierda, por arriba y por abajo pero el gol no aparecía. El Levante había dispuesto las caravanas en circulo, pero era cuestión de tiempo que apareciera la flecha mortal. No era una flecha, pero las manos de Iborra mató al Levante. No sabemos si intentó esconder el balón o intentaba pedir clemencia. Ronaldo empataba de penalti. El Levante se iba al descanso con un hombre menos pero con un problema más.
La esperanza levantina duró lo que tardó Ronaldo en aprovechar un centro de Higuaín. El galeón blanco ya navegaba con viento a favor cuando otra vez Cristiano Ronaldo soltó un zambobazo que no vio Munua, pero si verá el mundo. Koné se sumó a la fiesta del Bernabéu con un gran gol de jugada colectiva que ajustaba el marcador. Benzema al ver que el nudo de la corbata volvía a apretarse decidió aflojarlo. Un tiro precioso al segundo palo que significaba el 4-2 definitivo.
Piqué había manifestado que la Liga se le iba a hacer larga al Madrid. ¡Cuanta razón tenía!. Uno no ve la hora en que el Madrid pueda levantar la Copa. Porque diez puntos son muchos o pocos depende del lugar desde dónde se mire. Pero el Barcelona carece de eso de lo que al Madrid le sobra. Porque el llamado "Mejor equipo de la historia" no sabe moverse en tierras movedizas. No tiene manual de emergencia. No sabe navegar con viento en contra. Por eso y porque para remontar diez puntos no debes ser ni bueno ni malo. No debes creer o no creer. No debes pertenecer a cofradía alguna. No debes agarrarte a un clavo ardiendo. Ni siquiera debes invocar un espíritu. Para remontar diez puntos, simplemente debes ser el Real Madrid.