Anoche el Madrid eligió las 50 preguntas, para derrotar a un Valencia que desperdició medio partido. Los blancos ganaron los dos periodos. El primero, donde reinó el fútbol y el segundo, donde dominaron las voluntades.
Fue un partido total. Juego, patadas, teatro, emoción y algunos, los acomplejados de siempre, añadirían polémica. Cuando el crono ya languidecía, una falta lateral la remató Aduriz al larguero. El rechace lo golpeó Soldado con la puntera y lo despejó Higuaín con la axila. Sí, con la axila. Según el director del diario Sport esto fue un robo. Yo les encomiendo a que cuando vayan por la calle vigilen a los individuos de axilas sospechosas; al parecer, peligran sus pertenencias. Sin comentarios.
Antes, en la primera parte Xabi Alonso cogió despistado hasta el cámara de televisión. Benzema adelantaba al Madrid haciendo que los hechos y el marcador tuvieran el mismo dueño. La autoridad del Madrid se antojaba imperial, dejando los dominios Valencianos a una mera colonia de cualquier isla del pacifico.
En la reanudación, el Valencia decidió cambiar de táctica. Cambió las tarjetas amarillas por las de visita. Tino Costa debió ser expulsado y Alba premiado. El defensa valenciano saltaba por los aires cada vez que alguien, con residencia en Madrid, pasaba por su lado. Mourinho le gritó varias veces payaso. Nada que objetar.
Cuando más picaba el Valencia, más se rascaba el Madrid. Ramos de gran cabezazo colocaba el 0-2. Pero Soldado, minutos después volvía a meter al Valencia en el partido con el 1-2. El encuentro se había calentado tanto que se hacía extraña la ausencia de Ronaldo. El portugués, ayudado por la mala salida de Alves, se apuntó a la fiesta bajando otra vez al Valencia a la tierra. Por su parte Mourinho, subía su alegría a lomos de Callejón. El Madrid tiene tantos recursos propios como ajenos. La relajación de Marcelo permitió que otra vez Soldado acercara posturas. El final, ya lo conocemos. En el último instante, Soldado disparó su fusil pero el Madrid se salvo del tiro. El Pipa lo llevaba puesto; el chaleco, se entiende.
Final de traca para un partido de gran variedad cromática, en el que el Rojo galáctico venció a la Naranja mecánica. Es en estos partidos donde los equipos muestran sus poderes. El Madrid anoche certificó los suyos. El caballito de Mourinho quedará como una de las imagenes de la Liga. Una liga en la que el Madrid se partirá el pecho. Sino, que le pregunten a Higuaín.