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REAL MADRID 2 BARCELONA 2
Un hombre rico se mudó a vivir cerca de un peletero, e incapaz de aguantar el olor desagradable de la peletería, presionó a su vecino para que se marchase de la vecindad. El peletero aplazaba su salida una y otra vez, diciendo siempre que él se marcharía pronto. Pero como todavía se seguía quedando y no se marchaba, con el paso del tiempo, el hombre rico se acostumbró al olor, y no sintiendo ya más la molestia, no hizo de nuevo ninguna queja adicional.
El Madrid lleva años quejándose de los árbitros. Como el hombre rico, su riqueza parece alejarle de cualquier atisbo de razón. Pero sus quejas son contra su semejante, el Barça. El equipo de la ciudad condal no solo no desiste en sus favores arbitrales, sino que ha conseguido lo peor. El Madrid se ha acostumbrado al olor, el Madrid convivirá con ello.
Era el minuto 82 cuando un rechace de Valdés lo dispuso a recoger Cristiano. El portero blaugrana cazó al portugués derribándolo cuando este intentaba ir hacia el balón. Todo el mundo vio penalti, Teixeira también. Todo el mundo pitó penalti, Teixeira... no. Que era roja y que era jugada decisiva por minuto y resultado, es solo conjetura. O mejor dicho, con-jeta-dura...
El partido, por su parte, fue extraordinario. El Barcelona sobrevivió a dos oleadas blancas terribles. Una que murió con el gol de Özil, la otra que se originó con el de Alonso. Pero un gol afortunado de Villa que tocó en Ramos, sumado al resbalón de Pepe que propició el gol Messi. Fue demasiado castigo, para tan gran primera parte blanca.
En el segundo periodo el Madrid salió un poco atolondrado por los dos golpes recibidos en el mentón. La entrada de Coentrao por Di María cambió la quijá al caballo. El Madrid pasó de percherón a caballo loco. El verde del césped se transformó en un inmenso prado donde el caballo blanco se desbocó. Con la locura llegó el gol de Alonso y las mil y una ocasiones, que tuvo el equipo, para remontar el marcador. Pero el tercer gol no llegó, unas veces por falta de puntería, otras por falta de fortuna y otras por presencias oscuras...
Mourinho no salió a la rueda de prensa. El portugués prefirió morderse la lengua aun a riesgo de envenenarse en el intento. Y quizás sea mejor así. El hecho de no hablar, de no quejarse, de demostrar que estamos por encima del bien y del mal. Todo ello, haga que nos dejen tranquilos. El Madrid demostró esta noche ser Super, ahora solo falta la Copa.