EL INCREÍBLE CASO DE NEYMAR SANTOS

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Dicen que si la adulación proviene de quién te admira, agradécele. Si proviene de quien te teme, compadécele. Y digo esto porque es sorprendente la transformación sufrida por el jugador Neymar Da Silva Santos, conocido mundialmente por Neymar. Los escribanos cules, a raíz de un supuesto pacto Santos-Barcelona para la incorporación de Neymar en 2012 a las filas cules, han "descubierto" un nuevo Neymar.

El niñato engreido, amante de los piscinazos, de look gallinaceo fruto de su personalidad antagónica. El amigo de los flashes, de la fama y del famoseo, de presencia nocturna y alevosa. El mal compañero, problematico y chupón, coleccionista de bicicletas innecesarias y regates burlones. El flacucho irrespetuoso, provocador de tanganas, de valor inflado y entorno sospechoso. Ese, y nadie más que ese, se ha convertido de la noche a la mañana en el increíble caso de Neymar Santos; el niño que se hizo hombre en tan solo un mes.

Los aduladores tienen forma de amigos como los lobos tienen apariencia de perros. Y son precisamente estos, los que hace solo un mes eran lobos que despellejaban a Neymar. Un Neymar blanco, lógicamente.

Su cresta mohicana y ridícula es hoy en día una tersa y aterciopelada cabellera, digna de las mejores peluquerías de la ciudad condal. Los piscinazos del brasileño se han convertido en la persecución brutal a la que se ve sometido el joven crack. Las disputas en las que se ve en vuelto son originadas por la fuerte personalidad de la perla brasileña. Esto le hace un más que digno candidato a lucir algún día la capitanía cule. Las bicicletas han dejado de ser solo para el verano y se han convertido en un maravilloso baile. Y todo ello, gracias al ejemplar y entrañable entorno de Neymar, el cual le asesora con maestría y le acerca cada día más al Barcelona. Así, los cuarenta y cinco millones que costará su fichaje hace que este sea una autentica ganga. Además, Neymar se puede considerar un producto de la Masía blaugrana. Cuando tenía 12 años visitó Barcelona dos días con su padre, suficiente para que le consideren uno de los suyos.

En fin, estos sorprendentes cambios de opinión demuestran lo afilado de algunas plumas que no tienen miramientos en decir digo donde ayer dije Diego y decir pelo donde ayer dije cresta. Por lo que ojalá, de aquí a dos meses, a Neymar le haya vuelto a crecer la cresta en Barcelona. Esto significará que el niñato habría vuelto a menguar fichando por el demonio Blanco. Neymar, como diría alguien que yo me sé, has nacido para jugar en el Madrid. Sease tu voluntad.